sábado, 16 de marzo de 2013

XIV Desaparecida

Stephany
Todos los semidioses tenemos sueños raros de vez en cuando. Yo no era la excepción, claro. Tuve un sueño extrañísimo aquella noche. ¿Y sabeis que fue lo mejor? Que se me olvido al levantarme. Sí, habéis leído bien. No lo recordaba. ¿Guay,eh? Solo sabía eso, que había tenido un sueño extraño, pero posiblemente el día anterior me habían sucedido tantas cosas de golpe que estaba demasiado agotada para algo nuevo. Lo peor de todo fui que no dormí nada bien. Annabeth tuvo que levantarme para desayunar y casi me quedo dormida sobre mi plato de comida.
Despues de desayunar teníamos clase con los pegasos. Me escapé. ¡Casi me quedo dormida encima de una palmera de chocolate, no quiero ni pensar que ocurriría a lomos de un pegaso a grandes alturas! Además Annabeth había dicho que tenía que ir a una reunión un poco más tarde, asi que no tendría tiempo para buscarme.
No quería ir a mi cabaña, a lo mejor venía alguien a despertarme y necesitaba un sueño reparador. Un buen sueño reparador. Por lo que llegue a un sitio secretro que había descubierto hace poco, entre las cabañas y el bosque. Llevaba conmigo una manta y una almohada. ¡Guau! Cualquiera que me viera diría que era de la cabaña 15, como Clovis.
Bueno el caso es que esta vez si recordé mi extraño sueño. Primero soñé que estaba en el inframundo, supongo. Era oscuro, y creo que era una entrada al Tartaro. Escuche unos gemidos, y lo primero que se me vino a la cabeza fue “¿Cronos?”. Pero era imposible. Es decir, ahora era un monton de polvo dorado por el mundo que probablemente no se uniria nunca de nuevo. Luego mi sueño me llevó a San Francisco. Yo nunca había estado allí, pero había oido que como allí estaba la entrada al inframundo habían muchísimos mas monstruos. Y también sabía lo de Annabeth y lo que paso allí, asi que, en definitiva, había decidido no acercarme nunca a San Francisco.
Desde donde yo estaba podía ver gran parte de esa grandísima ciudad. Significaba algo. Nuestros sueños siempre signifcan algo…

Annabeth
Ya llevábamos un buen rato hablando sobre todo lo que se nos venía encima, cuando Malcom apareció en la entrada. Parecía algo alterado.
- ¡Annabeth!¡Quiron!¡Chicos! Menos mal que estais aquí.
- Tío, relájate, ¿Qué ha pasado? –preguntó Percy.
- ¿Habeis visto a Stephany?
- ¿Stephany? No, la ultima vez fue cuando nos dirigíamos al establo.
-¡Es que nadie sabe donde esta, Annabeth!
- ¿No debería estar en clases? ¿De todas cuanto a pasado?
- Un par de horas, casi tres.
- ¿Casi tres horas? ¿Tanto hemos estado aquí? –preguntó Laura acercándose.
- Ajá. En serio, normalmente no nos preocuparíamos, además de que sabe cuidarse solita y tal, pero con las cosas raras que están pasando es peligroso.
-Malcom tiene razón. Ya visteis lo que le paso a Leo ayer, si Stephany no lo llega a encontrar… - dijo Alex, que había estado muy callado hasta entonces.
-Vale, ¿Quiron tu que dices? –pregunté.
- Bueno, como habéis dicho, normalmente no me preocuparía. Pero si, será mejor ir a buscar. No alerteis a todo el campamento, tampoco queremos un escandalo. Avisad solo a los lideres de cabaña y los que estais aquí. Lo mejor seria que si vais al bosque hagáis equipos, no os separéis.
- Vale, Annabeth… ¿Por donde empezamos? - Percy me miró.
- Miremos en el bosque, que algún equipo se quede por aquí.
- Pero primero hagámoslos.
Al final quedaron los siguientes equipos Percy y Annabeth (obviamente), Alex y Will, Laura y Nico, Leo y Piper.

Stephany
Sentí que me sacudían. Mi sueño de San Francisco se desvanecia, quedándose todo oscuro. Hasta que abrí los ojos.
- Dioses, nos tenias a todos preocupados – Leo dejo de zarandearme. Pues si que parecía preocupado.
- ¿Preocupado? ¿Por qué?
- Llevas desaparecida casi cuatro horas. Llevamos buscándote una. Muchos están en el bosque, pensaban que estabas allí y que algún monstruo te había atacado.
- No se porque os habéis preocupado tanto. Otras veces he desaparecido así, y nunca habéis venido a buscarme ni nada.
- Porque tengo que recordarte que a)ayer casi nos matan en el bosque, b) cada dia suceden cosas mas raras, c) eres parte de una gran profecía, creeme, es no suele ser bueno, d) solo desaparecias una o dos horas, ¡llevas 4 así!
- ¡4 horas! –lo se, lo había dicho antes, pero estaba muy adormecida aun.
- ¡Sí, 4! –Malcom estaba como loco. Annabeth y Laura preocupadas. Bueno, preocupados todos, pero sobretodo ellas y yo.
- Lo siento. Realmente estaba muy cansada, no he dormido bien y solo quería dormir un poco.
- Pues has dormido demasiado. Vamos, anda. Antes de que te metas en más líos.
- ¿Cómo me habéis encontrado? –dije poniéndome de pie.
- Realmente Piper y yo estabamos en las cabañas cuando nos avisaron. Nos dijeron que algún grupo se tenia que quedar para ver si te encontrábamos en la arena, o en cualquier sitio que no sea el bosque. Como no sucedió, volvimos a las cabañas. Y luego nos encaminamos al bosque, y te escuchamos. ¿Estabas teniendo visiones?
Asentí.
- ¿Sobre la nueva profecía?
- Creo que sí –había terminado de recoger mis cosas- Oye, Leo.
- Dime.
- Bueno supongo que ya dará igual, pero cuando vuelva Piper no les digáis a los demás donde estaba.
- ¿Y eso? –me preguntó con una sonrisa.
- Es algo asi como mi luigar secreto. Además estoy a salvo de los Stoll.
- Vale, ya nos inventaremos algo. Por cierto, con la almohada y las mantas te pareces a Clovis. ¿Estas segura de que no eres de la cabaña 15? Solo te falta el pijama y si te quedaras dormida en una reunión seguro que Buth y yo…
Le di un almohadazo en la cara.
- Calla, anda –dije riéndome de la cara que se le había quedado.
- Vale… No vuelvas a hacer eso.
- Vale, pues tu no digas eso. Y por cierto, se como acababa la frase. Si algún dia te atreves a intentar meterme un lápiz por la nariz ten por seguro que la venganza será terrible.
- ¡Uhh, que miedo! –dijo, medio burlándose.
- Vale, ¿quieres otro almohadazo?
- Emm… mejor no.
- Eso pensaba –entonces nos miramos y sonreímos. Entonces a mi se me congelo la sonrisa. Vimos a todos en la puerta de Casa Grande, esperándonos, aun no nos habían visto. ¡Ay, la que me iba a caer!
Entonces sentí que Leo me revolvía el pelo. Antes de que pudiera preguntar si quiera el comenzó a hablar.
- Mira, si no quieres una bronca, cuentales lo que ha pasado. Umm… revuélvete más el pelo, asi parecerá que has tenido sueños muchos más movidos. Y pon cara rara, como si hubieras tenido pesadillas de las gordas –probablemente puse una cara como “¿Que me estas contando?”- Sí, eso es. Bueno, asi seguro que no te regañan tanto. Y cuentales lo de tus sueños, entonces se olvidaran por completo de lo que ha pasado hoy. Además, que hay noticias nuevas.
- ¿Aclaración?
- Ya lo verás. Estaban hablando de eso mientras tu dormias.
¿Noticias nuevas? ¿Mientras dormia? Definitivamente tenia que dejar de escaquearme por nada.

No hay comentarios:

Publicar un comentario