Todos los semidioses tenemos sueños raros de vez en cuando.
Yo no era la excepción, claro. Tuve un sueño extrañísimo aquella noche. ¿Y
sabeis que fue lo mejor? Que se me olvido al levantarme. Sí, habéis leído bien.
No lo recordaba. ¿Guay,eh? Solo sabía eso, que había tenido un sueño extraño,
pero posiblemente el día anterior me habían sucedido tantas cosas de golpe que
estaba demasiado agotada para algo nuevo. Lo peor de todo fui que no dormí nada
bien. Annabeth tuvo que levantarme para desayunar y casi me quedo dormida sobre
mi plato de comida.
Despues de desayunar teníamos clase con los pegasos. Me
escapé. ¡Casi me quedo dormida encima de una palmera de chocolate, no quiero ni
pensar que ocurriría a lomos de un pegaso a grandes alturas! Además Annabeth había
dicho que tenía que ir a una reunión un poco más tarde, asi que no tendría
tiempo para buscarme.
No quería ir a mi cabaña, a lo mejor venía alguien a despertarme
y necesitaba un sueño reparador. Un buen sueño reparador. Por lo que llegue a
un sitio secretro que había descubierto hace poco, entre las cabañas y el
bosque. Llevaba conmigo una manta y una almohada. ¡Guau! Cualquiera que me
viera diría que era de la cabaña 15, como Clovis.
Bueno el caso es que esta vez si recordé mi extraño sueño.
Primero soñé que estaba en el inframundo, supongo. Era oscuro, y creo que era
una entrada al Tartaro. Escuche unos gemidos, y lo primero que se me vino a la
cabeza fue “¿Cronos?”. Pero era imposible. Es decir, ahora era un monton de
polvo dorado por el mundo que probablemente no se uniria nunca de nuevo. Luego
mi sueño me llevó a San Francisco. Yo nunca había estado allí, pero había oido
que como allí estaba la entrada al inframundo habían muchísimos mas monstruos.
Y también sabía lo de Annabeth y lo que paso allí, asi que, en definitiva,
había decidido no acercarme nunca a San Francisco.
Desde donde yo estaba podía ver gran parte de esa grandísima
ciudad. Significaba algo. Nuestros sueños siempre signifcan algo…
Annabeth
Ya llevábamos un buen rato hablando sobre todo lo que se nos
venía encima, cuando Malcom apareció en la entrada. Parecía algo alterado.
- ¡Annabeth!¡Quiron!¡Chicos!
Menos mal que estais aquí.
- Tío, relájate, ¿Qué ha pasado? –preguntó
Percy.
- ¿Habeis visto a Stephany?
- ¿Stephany? No, la ultima vez
fue cuando nos dirigíamos al establo.
-¡Es que nadie sabe donde esta, Annabeth!
- ¿No debería estar en clases? ¿De todas
cuanto a pasado?
- Un par de horas, casi tres.
- ¿Casi tres horas? ¿Tanto hemos estado
aquí? –preguntó Laura acercándose.
- Ajá. En serio, normalmente no nos
preocuparíamos, además de que sabe cuidarse solita y tal, pero con las cosas
raras que están pasando es peligroso.
-Malcom tiene razón. Ya visteis lo que le
paso a Leo ayer, si Stephany no lo llega a encontrar… - dijo Alex, que había
estado muy callado hasta entonces.
-Vale, ¿Quiron tu que dices? –pregunté.
- Bueno, como habéis dicho, normalmente no
me preocuparía. Pero si, será mejor ir a buscar. No alerteis a todo el
campamento, tampoco queremos un escandalo. Avisad solo a los lideres de cabaña
y los que estais aquí. Lo mejor seria que si vais al bosque hagáis equipos, no
os separéis.
- Vale, Annabeth… ¿Por donde empezamos? - Percy
me miró.
- Miremos en el bosque, que algún equipo se
quede por aquí.
- Pero primero hagámoslos.
Al final quedaron los siguientes equipos Percy y Annabeth
(obviamente), Alex y Will, Laura y Nico, Leo y Piper.
Stephany
Sentí que me sacudían. Mi sueño de San Francisco se
desvanecia, quedándose todo oscuro. Hasta que abrí los ojos.
- Dioses, nos tenias a todos preocupados – Leo dejo de
zarandearme. Pues si que parecía preocupado.
- ¿Preocupado? ¿Por qué?
- Llevas desaparecida casi cuatro horas. Llevamos buscándote
una. Muchos están en el bosque, pensaban que estabas allí y que algún monstruo
te había atacado.
- No se porque os habéis preocupado tanto. Otras veces he
desaparecido así, y nunca habéis venido a buscarme ni nada.
- Porque tengo que recordarte que a)ayer casi nos matan en
el bosque, b) cada dia suceden cosas mas raras, c) eres parte de una gran
profecía, creeme, es no suele ser bueno, d) solo desaparecias una o dos horas, ¡llevas
4 así!
- ¡4 horas! –lo se, lo había dicho antes, pero estaba muy
adormecida aun.
- ¡Sí, 4! –Malcom estaba como loco. Annabeth y Laura
preocupadas. Bueno, preocupados todos, pero sobretodo ellas y yo.
- Lo siento. Realmente estaba muy cansada, no he dormido
bien y solo quería dormir un poco.
- Pues has dormido demasiado. Vamos, anda. Antes de que te
metas en más líos.
- ¿Cómo me habéis encontrado? –dije poniéndome de pie.
- Realmente Piper y yo estabamos en las cabañas cuando nos
avisaron. Nos dijeron que algún grupo se tenia que quedar para ver si te encontrábamos
en la arena, o en cualquier sitio que no sea el bosque. Como no sucedió,
volvimos a las cabañas. Y luego nos encaminamos al bosque, y te escuchamos.
¿Estabas teniendo visiones?
Asentí.
- ¿Sobre la nueva profecía?
- Creo que sí –había terminado de recoger mis cosas- Oye,
Leo.
- Dime.
- Bueno supongo que ya dará igual, pero cuando vuelva Piper
no les digáis a los demás donde estaba.
- ¿Y eso? –me preguntó con una sonrisa.
- Es algo asi como mi luigar secreto. Además estoy a salvo
de los Stoll.
- Vale, ya nos inventaremos algo. Por cierto, con la
almohada y las mantas te pareces a Clovis. ¿Estas segura de que no eres de la
cabaña 15? Solo te falta el pijama y si te quedaras dormida en una reunión seguro
que Buth y yo…
Le di un almohadazo en la cara.
- Calla, anda –dije riéndome de la cara que se le había quedado.
- Vale… No vuelvas a hacer eso.
- Vale, pues tu no digas eso. Y por cierto, se como acababa
la frase. Si algún dia te atreves a intentar meterme un lápiz por la nariz ten
por seguro que la venganza será terrible.
- ¡Uhh, que miedo! –dijo, medio burlándose.
- Vale, ¿quieres otro almohadazo?
- Emm… mejor no.
- Eso pensaba –entonces nos miramos y sonreímos. Entonces a
mi se me congelo la sonrisa. Vimos a todos en la puerta de Casa Grande, esperándonos,
aun no nos habían visto. ¡Ay, la que me iba a caer!
Entonces sentí que Leo me revolvía el pelo. Antes de que
pudiera preguntar si quiera el comenzó a hablar.
- Mira, si no quieres una bronca, cuentales lo que ha
pasado. Umm… revuélvete más el pelo, asi parecerá que has tenido sueños muchos
más movidos. Y pon cara rara, como si hubieras tenido pesadillas de las gordas –probablemente
puse una cara como “¿Que me estas contando?”- Sí, eso es. Bueno, asi seguro
que no te regañan tanto. Y cuentales lo de tus sueños, entonces se olvidaran
por completo de lo que ha pasado hoy. Además, que hay noticias nuevas.
- ¿Aclaración?
- Ya lo verás. Estaban hablando de eso mientras tu dormias.
¿Noticias nuevas? ¿Mientras dormia? Definitivamente tenia
que dejar de escaquearme por nada.
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