- ¡Claro, eres el sátiro más valiente de
todos! –dijo Percy, entusiasmado.
- Además nos han acompañado en casi todas
nuestras aventuras. ¡Tienes que venir! –seguí animando yo.
- Chicos me encantaríaaa,- baló- pero ya
tengo bastante trabajo.
- Venga, tómatelo como unas vacaciones.
- ¡Ja! Peeercy, unas vacaciones donde podrían
matarme –cogió una lata de su mochila y empezó a masticarla.
- ¡Como en los viejos tiempos! –seguí yo.
- Valeeee. Como queráis. Entonces ya
estamos todos ¿no? ¿Se lo habéis dicho a Quirón?
- No, solo sabemos quiénes serían los
semidioses –informe.
- De
todas formas hoy celebremos que has vuelto al campamento- continuó Percy- Pero
primero pasa un rato con Enebro, si no se enfadará contigo. Lo digo por
experiencia.
- Sesos de alga… -dije dándole un golpe no
tan suave en el brazo. Realmente nada podría estropear eso. Era genial tener a
Grover de nuevo en el campamento.
- Vale, vale. ¿Qué te parece si tú y yo
vamos a por unas latas de Coca-Cola de verdad mientras estos dos pasan un
tiempo juntos? Luego volvemos y seguimos
charlando. ¿Os parece?
- Claro. Voy a buscaaar a Enebro –dijo sonriendo
Grover. Después se fue trotando entre los árboles.
- Buena idea, Percy. Venga vamos.
Me adelante un poco, pero él me alcanzó y me paso un brazo
por los hombros.
- ¿No es genial tener a Grover de
nuevo aquí? Le echaba de menos – A veces parecía que Percy y yo nos leíamos los
pensamientos.
Nos sonreímos, nos dimos un beso y andamos hacia la cabaña número
11.
Stephany
Genial, tenía unas ganas de que acabara el día… ¡Dos tours
de golpe! Por lo menos Laura se había enterado, y ya que soy peruana
comunicarme con los chicos españoles no fue difícil, pero con la italiana sí.
La pobre parecía más confundida que cuando llegó.
- Vale, todos habréis aprendido
algo de inglés en el colegio ¿no? –les pregunte en ese idioma. Como todos
respondieron que sí, decidí hablarles así, por lo menos más o menos un nivel básico
para que me entendieran bien. Les di el recorrido habitual, pero cuando
llegamos a las cabañas se me acercó Nisa.
- Hola, Stephany. Parece que te encuentras
mejor. Leo te estaba buscando.
- ¿Leo? ¡Es verdad, le dije que me pasaría
por el bunker! Pero ahora no puedo –dije señalando a los nuevos – estoy dando el
tour.
- ¡Más nuevos! Genial. ¿Qué cabaña? –me encogí
de hombros.
- Ni idea, los ha traído Grover. La chica
es italiana, Grabiella creo. Y los chicos españoles, Diego y… Fran.
- ¿Saben inglés?
- Lo que enseñan en los institutos de allí.
Intente explicárselo en español, pero la chica no me entiende, así que se lo
digo en inglés.
- Ve al bunker, hoy ya has dado un tour. Si
quieres acabo yo.
- ¿De veras?
- Sí.
- Muchísimas gracias –dije sonriendo.
Me acerque a los chicos y les informe que Nisa acabaría el
tour. Intente ocultar mi alegría, si no pensarían que estaba pasando de ellos o
algo.
Después me fui corriendo. Me adentre en el bosque y seguí el
camino hacia el bunker 9. Mientras corría, vi de pasada a Grover y su novia. Me
alegraba de verle en el campamento.
Llegue al bunker, como la puerta no estaba cerrada entre.
Leo ni me noto, se había quedado dormido en su mesa de trabajo. Me acerque
despacio. Pensé en darle un susto, pero me sentía un poco como los Stoll. Al final
le desperté despacio.
- Leo… eh, Leo… -le decía, mientras le daba golpecitos con un dedo.
- Leo… eh, Leo… -le decía, mientras le daba golpecitos con un dedo.
- Umm –frunció
el ceño, pero pasó de mí. “Entonces no queda otra opción” pensé.
- Busqué por el bunker a ver si alguien se había dejado algo
ruidoso. Por lo visto no. Así que me acerque a él de nuevo y…
- ¡¡Leo, despierta!! –le chillé lo más fuerte
que pude. Y vaya si funciono. Abrió los ojos de golpe y casi se cayó del
taburete en el que estaba sentado. Corrección, sin el casi.
- ¡¡Ahhh!! – me miró desde el suelo. Parecía un
poco cabreado. A lo mejor me había pasado- ¿Estás loca?
- Un poco –reconocí- ¿Estas bien? Perdona,
tampoco quería que te hicieras daño. Intente despertarte, pero pasaste de mí, así
que…
- Vale, no pasa nada –se levantó y me sonrió.
Uff – Ya pensé que no venias.
- Lo siento. Tenía que hacer el tour otra
vez. Han llegado más nuevos.
- Bueno, ven, tengo ganas de mostrarte mi último
invento.
- Claro. ¿Qué es?
- Bueno, siempre dices que te molesta que la
gente intente ordenar tus cosas, ¿verdad?
-Verdad. Pero no tengo el carácter de
Annabeth. Los de mi cabaña siguen “ordenando” mis cosas.
- Genial. Pues ya no te pasará eso. Mira,
parece un muñeco –dijo mostrándome una especie de peluche- pero dentro lleva
una cámara. Cada vez que alguien mueva tus cosas…
- ¿Les lanzara algo? ¿Les dará una descarga?
- Emm… no. Lo apuntara en su memoria y luego
te imprimirá donde esta cada cosa que han tocado.
- ¡¡Perfecto!! ¿Y es para mí?
- ¡Claro! Para quien si no.
- Gracias, gracias, gracias –dije entusiasmada.
Le di un beso en la mejilla.
- Emm…De nada – se había sonrojado un poco.
¡Que mono!
Después de eso, volvimos a las cabañas. Nisa había
terminado el tour, y Quirón llevaba a cada uno a su cabaña. No preste mucha
atención. Me despedí de Leo y me fui a mi cabaña. Annabeth no había llegado,
pero me cambie para acostarme. Estaba completamente agotada, había sido un día
muy largo.
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