jueves, 14 de febrero de 2013

I Laura

Me llamo Laura, y acabo de descubrir que soy una semidiosa. Sí, resulta algo descabellado, pero es cierto, os lo aseguro. ¿No me creéis? Claro que no, obvio. Yo tampoco me lo creí en aquel momento, hasta que un símbolo apareció flotando sobre mi cabeza.
Vale, empezaré por el principio porque parecéis algo perdidos.

Estaba en clase de biología, analizando cruces genéticos cuando de repente, el profesor se desmayó en medio de la clase. Guay, ¿no? Se cayó al suelo en un segundo y los demás alumnos le imitaron. En unos momentos, todo el mundo estaba dormido menos Stephany y yo. Todos dormidos sobre los pupitres con la baba colgando.
- ¿Qué ha pasado? ¿Por qué están todos dormidos?
Stephany me miró con asombro por un momento.
- ¿Y tú por qué no estás dormida?
- ¿Qué?- No entendía nada.
- Oh, mierda. Eso quiere decir que... Pf, menos mal que estoy aquí. ¿Cómo no me he dado cuenta antes?- Murmuró.
Mi amiga Stephany era peruana. Una chica muy positiva y alegre, pero seria cuando la situación lo requería. Era bajita y muy simpática. Sus pequeños ojos oscuros tenían un brillo inteligente que desparramaban felicidad y su pelo negro contrastaba con su piel tostada y sus blancos dientes.
Sí, era mi mejor amiga y nos conocíamos desde hace algunos años. Hacía cosas raras de vez en cuando, cosas que no tenían lógica alguna, pero no le daba demasiada importancia porque yo también las hacía, salvo la que hizo aquel día. Sacó de la mochila un cuchillo enfundado en una envoltura de cuero y se lo ató a la cintura. Lo desenfundó y me dijo:
- Vamos, hay que salir de aquí cuanto antes.
- Pero, ¿por qué? Estoy flipando, ¿por qué están dormidos? Y, y, ¿por qué tienes un cuchillo guardado en la mochila?
- Es algo complicado, Laura, pero tienes que prometerme que no harás más preguntas hasta que lleguemos al campamento. Eso nos retrasaría y nos pondría en peligro. Hay que avisar a Quirón.
- ¿A quién?
- A... Oye, ¿qué es lo que acabo de decirte?- Empezó a teclear con su móvil.
- Perdón.- Y me callé. La seguí por el pasillo y bajamos las escaleras a toda prisa. Salimos al patio central donde unas horrendas criaturas estaban en el centro del pavimento. Eran... Buah, horrorosas. Tenían las piernas recubiertas de escamas y garras en lugar de uñas. Unos afilados colmillos se asomaban de sus bocas y unas alas doradas les crecían de la espalda. Su pelo era un nido de serpientes. Literalmente hablando, tenían serpientes en vez de pelo.
Me quedé sin respiración. Los músculos del cuerpo se me paralizaron.
- Gorgonas. Lo que nos faltaba. Espero que vengan pronto los refuerzos.
Una de las criaturas nos vio y voló hacia nosotras.
- Uh... Qué delicioso manjar... Dos semidiosas por aquí - Me miró- . Te llevamos buscando años jovencita. Zeus nos envía para que acabemos contigo.
Sí, vamos, algo lógico. Que salgas del instituto, te encuentres con estos bichos y te digan: "Eh, maja, que vamos a matarte, ¿vale?"
- Em... yo...
- Atrás.- Stephany se puso en medio y blandió su cuchillo con fiereza. La educación física nunca se le dio muy bien, pero no veas cómo agitaba su cuchillo. Me dio miedo.
- Jaja, ¿qué piensas hacer con eso hija de Atenea?
Lanzó un cuchillazo y le dio un tajo en el brazo. La gorgona chilló y se enfureció. Como consecuencia, la otra también vino y se lanzó sobre mí. Yo corrí hacia las fuentes, que estaban en el lado opuesto del  patio. Me acorraló en una esquina e intenté esquivar los golpes, pero cada vez estaba más y más asustada. La adrenalina corría por mis venas, y al protegerme de uno de sus ataques, las fuentes de agua explotaron y se llevaron volando a la gorgona. Miré a mi alrededor y no vi a nadie. Fiu, gracias a Dios. Stephany me miraba con cara de espanto.La otra gorgona aprovechó su desconcierto para atacarla y cayeron al suelo. Fui a ayudarla cuando alguien me agarró del brazo.
- Espera. Déjamela a mí - Era un chico alto y robusto con una camiseta naranja. Blandía una espada dorada e iba acompañado de una chica rubia con ojos grises-. Nico, encárgate de ella.
El chico me lanzó un objeto que pillé al vuelo y se fue con la chica  a ayudar a Stephany y yo me quedé allí sola preguntándome quién sería Nico. Entonces apareció una sombra que empezó a materializarse hasta convertirse en un chico algo mayor que yo con el pelo negro y ojos oscuros. Su tez era muy pálida, como la mía. Era atractivo.
- Nico, ¿verdad?
- El mismo. Ven, no vayan a verte.
Fui donde me dijo y observé el objeto que me había lanzado: un rotulador. ¿Para qué servía?
- Te aconsejo que lo destapes solo en caso de emergencia.- Claro, un rotu me iba a salvar la vida.
Miré hacia la pelea y vi convertirse a la gorgona en polvo dorado. Las tres figuras se dirigieron a nuestro escondite.
- ¿Qué es lo que ha pasado exactamente?- Preguntó el chico. Tenía unos ojos verdes profundos.
- Pues - empezó Stephany-, estábamos en clase cuando se durmieron todos excepto Laura y yo. Entonces pensé que quizá ella podría ser como nosotros. No le afectó la niebla de las gorgonas, y además, hizo desaparecer a una. No estoy muy segura de cómo lo hizo, pero seguro que es una semidiosa. Además, está el hecho de que la gorgona la estaba buscando por encargo de Zeus... No, eso no suena muy bien.
- No, la verdad es que no - Respondió la chica rubia-. ¿Cómo conseguiste derrotar a la gorgona, em...?
- Laura. Pues no lo sé. Me acorraló y alguien explotó las fuentes de agua. Salió disparada.- Dije.
Todos miraron al chico. No sé por qué, pero me resultaba familiar.
- Percy, ¿lo hiciste tú?- Dijo Nico. Ohm, así que se llamaba Percy...
- No, no fui yo.- Entonces todas las miradas se clavaron en mí.
- ¿Quién eres?- Preguntó la chica rubia.
- Pues me llamo Laura, tengo 15 años, estudio aquí... No sé, mi vida era normal hasta hace unos minutos.
- Qué raro Annabeth. ¿Sabes qué puede estar pasando?
La chica negó con la cabeza y dijo:
- Hay que avisar a Quirón.

Nos fuimos del instituto y llegamos hasta un bosque. Nos internamos en él y anduvimos un rato hasta llegar al Campamento Mestizo.
Justo al entrar, nos recibió un hombre medio humano, medio caballo.
- Un centauro...- Susurré.
- ¿Cómo lo has sabido?- Preguntó Stephany.
- No lo sé.- Admití.
- Quirón, hemos encontrado a alguien nuevo - Me señaló-. Por poco la perdemos de no ser por Stephany.

Entonces una luz azulada apareció de repente en mi cabeza. Miré hacia la luz y apareció un holograma de un tridente. Todos se quedaron sin aliento y me miraron asombrados.
- ¿Qué está pasando?- Pregunté con miedo.
- Tu padre te reclama.
-¿Mi padre?
- Poseidón - repuso Quirón-. Sacudidor de las tierras, portador de tormentas, padre de los caballos. Salve, Laura Ward, hija del dios del mar.
Todos hicieron una inclinación y Percy me miró con curiosidad.



LRA

No hay comentarios:

Publicar un comentario