domingo, 24 de febrero de 2013

X Stephany


Estaban todos los consejeros, Laura y yo alrededor de la mesa de ping pong. Como Quirón y Rachel aun no llegaba, Leo cumplió su promesa de intentar meter más lápices en la nariz del dormido Clovis que Buch.  Connor y Travis planeaban su próxima broma, que parece ser que iba hacia la cabaña de Afrodita, porque Piper se acercó a ellos avisándoles de que lo que pasaría si lo intentaban si quiera. Clarisse se cabreo con el de Apolo porque estaba cantando en voz alta, y se levantó para intentar callarle.
Quirón llegó con Rachel al lado, que llevaba sus vaqueros pintarrajeados y la camiseta naranja del campamento. Quirón puso orden, y todos volvieron a su sitio. Buch le quitó los lápices a Clovis, y Leo se fue refunfuñando hasta su sitio porque le había faltado poco para superar a Buch.
- Creo que todos sabéis porque estamos aquí. Rachel, por favor.
Rachel asintió. Como seguramente ya había recitado antes, ya se la sabía así que Laura no vio cómo se ponía nuestro Rachel cada vez que el oráculo hablaba a través de ella. Menos mal, porque si no creo que le habría dado algo por todo lo que había pasado hoy.
>>Tras el vuelo de las cigüeñas,
El cielo despertará y los seis semidioses
Sucumbirán a la luz o a la oscuridad
Tras la batalla final, el destino del Olimpo
Se decidirá una vez más y el sátiro habrá
De guiar a los mestizos: dos hermanos del agua,
Dos hermanas de la sabiduría, un hijo del inframundo
Y un descendiente de las fraguas. <<
Todos se quedaron en silencio, reflexionando sobre lo que podía significar aquella nueva profecía.
- Bueno, para empezar habrá que descubrir quiénes son los mencionados en la profecía, ¿no? –sugirió Annabeth.
- Bueno, está claro que los hermanos del agua son Percy y Laura –dijo Leo- El hijo del inframundo es Nico, obviamente.
- Y las hijas de la sabiduría son Annabeth y Stephany –continuó Percy- Es decir, Quirón has llamado a Stephany a esta reunión y Annabeth… bueno, es Annabeth. Y un descendiente de las fraguas… eso suena a Hefesto, Leo. Podrías ser tú.
- ¡Genial! Estoy preparado para la acción.
- Entonces… estáis todos – dijo Clarisse.
- No. ¿Quién es el sátiro? –puntualizo Laura.
- Un sátiro... es cierto. Pues como que no hay sátiros en el mundo. Podría ser hasta el entrenador Hedge –sugirió Piper.
- ¡No! –saltaron Percy y Annabeth a la vez, pero fue Annabeth la que continuo hablando- Me cae bien en serio, pero no.
- Ya… no me sorprende – Leo se estaba partiendo de risa, y yo no entendía nada. Por lo visto no era la única, ya que todos salvo Annabeth y Percy, que habían enrojecido algo, y Piper parecían confundidos.
- Cállate, Leo –le dijo Piper, con los ojos en blanco- En fin, volviendo al tema del sátiro…
- Ya se verá –habló Quirón, casi por primera vez-  Después de todo una profecía siempre es enigmática, con cual todo se descubrirá solo en su debido momento. Ahora sería mejor que fuéramos a cenar.
Salimos de Casa Grande, y mire a Laura. La verdad es que parecía bastante tranquila. A lo mejor ya se había acostumbrado y todo a las cosas raras que nos sucedían por aquí.
Leo se acercó a mí con una sonrisa que me volvía loca.
- Bueno… Parece que tú también vienes esta vez.
- Parece ser.
- ¡Genial! Ya tengo a alguien que me ría mis bromas. Realmente no eres como las demás hijas de Atenea que he conocido. Tú te ríes más, lo que me gusta bastante.
- Gracias. Me gusta pensar que soy más alegre que los demás.
- Oye, después de la fogata vente conmigo al bunker 9. Hoy mismo terminare mi invento y quiero enseñártelo. ¿Vendrás?
- ¡Claro!
Entonces llegamos al comedor y cada uno se sentó en sus respectivas mesas.

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